SEGUIR EL HILO
Seguir
el hilo, no soltar la cuerda, tal el camino que Marcelo Mendizábal muestra e invita a recorrer. En un primer tiempo dos cuerdas insisten en su obra, y
trazan bordes siempre imposibles
de suturar.
Ahora
las cuerdas se anudan, invaden la tela,
tela de araña que atrapa la mirada. Los hilos de madejas
enredadas esconden las puntas que, trabajosamente, permitirán el
desenredo. Uno evoca la paciencia del niño
con la “galleta “ en que se ha transformado el carretel de su cometa y
la paciencia del artista que deja que su mano inscriba en la tela las huellas
de su derrotero.
Llevado
al plano, el trayecto se hace visible, enredado, pero consistente, como las
cuerdas. Enredado y cuerdo. La cordura estaría en no soltar las cuerdas que toman cuerpo a partir del cuerpo del artista, de su mano, con su mano.
El
pincel obedece a la mano, ¿y la mano ?
La mano de Marcelo Mendizábal pinta,
como la de otros escribe, o como su boca habla.

Lo que él muestra despierta preguntas. La
mano, las palabras, ¿obedecen a la razón ?
¿Será que si se suelta el hilo de las razones se pierde la cordura ? ¿o
será que se puede pasar, y se pasa, del razonar de las ideas al resonar de las
palabras, con idas y vueltas ? ¿Qué resuena en la mano del artista ?
“El corazón tiene razones que la razón
desconoce,” el artista no sabe quizá lo que sabe y muestra su mano acerca de
esos tientos que atan y que también sostienen la vida en enredos de comedia, como es de uso decir. Nudos que a veces se zanjan con la solución gordiana de la tragedia.
¿No
es acaso el cuerpo entero el lugar que,
al vibrar al son de sus pasiones, hace escribir al poeta, y libera
la mano del plástico ? Quizá por eso en la obra de Marcelo Mendizábal el
plano cobra a veces profundidad, tercera dimensión, que toma formas, y da color al entramado.
En el psicoanálisis el quehacer se trama con los hilo del decir analizante. “Diga lo que se le ocurra” y las palabras, con sus resonancias en el cuerpo, producirán sorpresas.
¿El
inconsciente sería acaso eso, un saber acerca de los anudamientos de los sonidos e imágenes que erotizan nuestros cuerpos ? ¿Un saber que
nos sabe ?¿Y si descubriéramos que pensar con los nudos es más adecuado que
pensar en una psiquis metida en un cuerpo ?
Marcelo Mendizábal sigue tras la pista de las cuerdas y de los
nudos. Por un momento intentó dejarlos de lado: se puede ver hasta que punto, volvieron con más fuerza.
Por ese camino avanzó Jacques Lacan. Así entendió había avanzado Freud:
Quien mejor que Freud, confesando sus sueños, supo hilar la cuerda donde se desliza el anillo que nos une al ser, y hacer lucir, entre las manos cerradas que se lo pasan en el juego de la sortija de la pasión humana, su breve fulgor ? (Escritos p. 273)

descubrirse entre el camino de MarceloMendizábal, hecho con su saber hacer con las manos, y el que intentaba teorizar Jacques Lacan
cuando insistía en decir que el psicoanálisis
no era un asunto de saber sino de un savoir
y faire :
un
saber-hacer- ahí, con eso. Eso ¿qué?
Una prolongación del saber nos determina. Un saber breve, corto, pero perfectamente anudado. Se llama nuestro inconsciente en tanto que para cada uno de nosotros ese nudo tiene soportes particulares. (18. 12 1973)
Para dar cuenta de esa experiencia J. Lacan se dejó enseñar por las cuerdas y los nudos. Encontró en un tramado llamado borromeo, una manera de cifrar con tres cuerdas al simbólico imaginario y real, “sus tres”, que trenzados mantienen a flote al ser hablante. Cuerdo.

Marcelo
Mendizábal nos ofrece un autorretrato delimitado
por cuerdas. Acuerda así su
sujeción a las cuerdas. No cae en la
fácil ilusión del señorío, no hace de ellas las riendas del ego. Del nudo:
Uds. no son su sujeto, uds están arrinconados ( en el nudo) Como sujetos no son sino los que sufren la pasión de esa triplicidad. (15. 01 74)
Los
nudos de esta muestra no nos conducen por el camino de la
demostración, sino que golpean los ojos :algo que nos
concierne, allí y así, de modo excelente, nos es mostrado.
Raquel Capurro
Raquel Capurro
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