En vez del revés
Una moneda tiene dos caras. Este es un hecho irrefutable
que, por extraño que resulte, muchas personas
niegan rotundamente u olvidan. Prescindir conciente o inconcientemente
de la dualidad genera tensiones y problemas, porque algo esencial queda sin
posibilidad de manifestarse. Por otra parte, buscar obsesivamente “la otra cara
de la moneda” indica una irrefrenable necesidad de control sobre todas las
cosas, incluso sobre aquello que habitualmente quedaría librado al azar.
Las partes de opuestos (derecho y revés, anverso y reverso,
cara y cruz, etc.) denotan la existencia de una escala de valores y por lo
tanto, la posibilidad de juzgar. Así, lo que está al derecho tiene prioridad
frente a lo que se encuentra del lado del revés, y por ese motivo se cuida más su imagen. Tal
vez por eso, suele ocurrir que aquello que no se ve es más revelador, más rico
a nivel semántico y más completo que lo visible. En realidad esto también es un
juicio. Algunas personas preferimos- o estamos condenadas- a descifrar lo que
se oculta, por motivos que también son un misterio. Detrás de la conciencia (o
debajo, o en alguna zona donde no penetra la luz), esta el inconciente, con el
que todos tenemos que cargar, a sabiendas o no de ello. Lo aceptemos o no la
dualidad es parte de nuestra existencia.
Las culturas de Oriente se han mostrado particularmente
sensibles a la dualidad inherente a la existencia humana, al punto que
numerosas escuelas del pensamiento (no todas religiosas) intentan explicar su
origen y funcionamiento, a la vez que proponen vías de superación de la misma.
Y no es que nuestra tradición cultural de Occidente no haya reparado en ese
punto, sino que simplemente parece haber otras urgencias.
Siempre hay un roto para un descocido

El revés de la trama
reúne una serie de obras cuyo proceso de creación es tan seductor y
aparentemente simple como el resultado. Las pinturas sobre tela están
trabajadas sobre ambos lados. El “ Autorretrato sobre foto” responde mas bien a
un espíritu lúdico, a la vez que investigativo, de los efectos estéticos del
azar. Sobre su propio rostro, aunque parece ensañarse en un acto de la más
cruda magia negra, hace puntadas precisas, calculadas, ordenadas hasta quedar
casi oculto. Entonces del lado del revés aparece un contorno que scanea,imprime
sobre papel y vuelve a intervenir con puntadas de lana.
Clio Bugel
Clio Bugel
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